El origen de las bebidas energéticas se remonta a pocos años después de haber concluido la segunda guerra mundial, ya que las anfetaminas fueron ese “shoot” de energía que los soldados estadounidenses utilizaron para mantener despiertas a sus tropas, pero cuando las autoridades decidieron retirar del terreno legal dicho estimulante surgió un vacío en el terreno energético.

A lo largo de todo ese tiempo las bebidas energéticas han incrementado su popularidad y no se han alejado de su filosofía principal, que es sobrellevar el cansancio del día a día o por las largas jornadas laborales o noches de fiestas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el constante incremento del consumo de bebidas energéticas puede suponer un problema para la salud pública: “la preocupación de la comunidad científica y del público respecto a los potenciales efectos adversos para la salud de un incremento del consumo de bebidas energéticas es válido en líneas generales”, advierten algunos especialistas.

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