La RAE y Sus 300 años.

La Real Academia Española (RAE) es una institución cultural con sede en Madrid (España). Esta y otras veintitrés academias de la Lengua correspondientes a cada uno de los países donde se habla el español conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).

Se dedica a la regularización lingüística mediante la promulgación de normativas dirigidas a fomentar la unidad idiomática entre o dentro de los diversos territorios que componen el llamado mundo hispanohablante; garantizar una norma común, en concordancia con sus estatutos fundacionales: «velar por que los cambios que experimente […] no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».

Fue fundada en 1713 por iniciativa del ilustrado Juan Manuel Fernández Pacheco, VIII marqués de Villena y duque de Escalona, a imitación de la Academia Francesa. Al año siguiente, el rey Felipe V aprobó su constitución y la colocó bajo su protección.

Las directrices lingüísticas que propone se recogen en diversas obras. Las prioritarias son el diccionario, abreviado DRAE (art. 2.º de sus estatutos), editado periódicamente veintitrés veces desde 1780 hasta hoy; y la gramática (4.º), editada entre 2009 y 2011.

Desempeña sus funciones en la sede principal, inaugurada en 1894, en la calle Felipe IV, 4, en el barrio de Los Jerónimos, y en el Centro de Estudios de la Real Academia Española y de la ASALE, en la calle Serrano 187-189, en 2007.

Un 1 de abril, pero de 1713, se fundó la Real Academia Española (RAE), una institución cultural con sede en Madrid, que junto con otras veintiuna academias correspondientes a sendos países donde se habla español, conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).

Orígenes

Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión de la nueva corporación. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución, bajo el reinado del rey Felipe V.

En 1715, después de considerar una serie de propuestas para decidir su lema, la institución eligió mediante una votación secreta, un crisol en el fuego con la leyenda “Limpia, fija y da esplendor”, según señala Alonso Zamora Vicente en su Historia de la Real Academia Española (1999). La RAE, cuyo principal precedente y modelo fue la Academia Francesa fundada por el cardenal Richelieu en 1635, se marcó como objetivo esencial desde su creación la elaboración de un diccionario de la lengua castellana, “el más copioso que pudiera hacerse”. Ese propósito se hizo realidad con la publicación del Diccionario de autoridades, editado en seis volúmenes, entre 1726 y 1739.

A lo largo de sus trescientos años de historia, un total de veintinueve directores han regido los destinos de la RAE, instalada en su actual sede académica de la calle madrileña de Felipe IV desde 1894.

La institución ha ido adaptando sus funciones a las exigencias y necesidades de la sociedad de su tiempo.

Los estatutos vigentes, aprobados en 1993, establecen como objetivo fundamental de la Academia “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”.

Este compromiso se ha plasmado en la denominada política lingüística panhispánica, compartida con las otras veintidós corporaciones que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951.

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