Es muy gratificante ser padre de un niño que hace deporte. Es divertido verle jugar, competir, verle mejorar física y técnicamente y conseguir sus objetivos.

Ser testigo de cómo se va formando como deportista y como persona. Pero, ¿qué podemos hacer para ayudarle?, ¿hacemos lo mejor para él? ¿Quién enseña a un padre a ser padre? ¿Y a ser padre de un deportista?, ¿y si además destaca? Es una tarea difícil y comprometida, y pocas conllevan tanta responsabilidad y más interés en hacerlo bien. Vamos aprendiendo con aciertos y errores, pero contamos con algo básico, el cariño y el verdadero interés por los hijos.