Este viernes, primero de marzo, se celebra el Día Mundial del Reciclador. El oficio, del cual vive cerca de uno por ciento de la humanidad, tiene una historia trágica detrás de su conmemoración.
En 1992, durante la celebración del Carnaval de Barranquilla, se conoció la noticia que 11 personas fueron asesinadas “a garrote” y cuyos cuerpos yacían en el anfiteatro de la Universidad Libre de Barranquilla. Miembros de la institución habían utilizado los espacios de la facultad de medicina para asesinar y descuartizar a más de 50 recicladores informales, en un macabro negocio para traficar sus órganos.
- La trágica situación fue denunciada por Óscar Hernández, reciclador informal, quien luego del ataque por parte de los celadores del lugar, fingió estar muerto y huyó para dar aviso a la policía. Los investigadores del caso determinaron que la desaparición sistemática de los habitantes de calle y trabajadores informales, que duró más de cuatro meses, estuvo relacionada con el tráfico de cadáveres que se realizaba desde la morgue del claustro educativo
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