Con méritos deportivos y empresariales salió campeón el Deportivo Cali de la liga de fútbol del primer semestre. De los 22 jugadores de su nómina, 18 eran formados en las divisiones menores del club. Una alentadora noticia en tiempos en los que los equipos del fútbol nacional descuidan y menosprecian sus llamadas “canteras”.

Hace ya varios años en el Deportivo Cali se vive un ambiente ciento por ciento de formación integral futbolística. A los chicos, llegados de las diferentes regiones del Valle y del país, se les ofrecen todos los recursos para el desarrollo de sus talentos deportivos y también de sus calidades humanas. Y contra todas las contingencias se sacó adelante la construcción de su estadio, a mitad de camino entre Cali y Palmira.

Es importante mencionar este contexto para entender por qué el Cali llegó a la final aunque no tenía en sus filas a jugadores experimentados, pero sí con ganas de triunfo y con la convicción y respaldo de sus directivos. Así se construye empresa, así se logran resultados y así se ayuda a crecer al fútbol colombiano que ha venido saliendo del estancamiento en que estaba.

El Cali le ganó además a un Deportivo Independiente Medellín que cumple dos años de un proceso de reestructuración administrativa y deportiva, que volvió a llevar a los hinchas al Estadio Atanasio Girardot y que, además de recuperar la imagen y prestigio de la institución, le ha permitido logros como el de llegar a la final de la Liga I 2015.

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