El perfil del empresario chino es muy particular, y totalmente distinto al de los emprendedores españoles y latinoamericanos. Su principal característica es que son trabajadores incansables, con objetivos claros y dispuestos a postergar la gratificación para alcanzar sus metas.

Mientras nuestra cultura es cortoplacista y consumista, los chinos piensan a largo plazo y son ahorradores. “Trabaja mucho y ahorra”, esa es la receta tradicional China, una receta que les permite empezar desde abajo hasta crear grandes imperios empresariales. Saben perfectamente que el éxito viene después del trabajo y del esfuerzo, y no al contrario, por eso cuando recién empiezan están dispuestos a trabajar y vivir en condiciones infrahumanas.