La infancia es una etapa donde la fantasía y la realidad se funden. Los niños están abiertos al mundo y lo maravilloso se puede vivir en el simple movimiento de un globo de colores que se acerca a las nubes. Lo más sencillo puede estar impregnado de magia. Algo así sucede con las historias fantásticas, los cuentos antes de irse a la cama, las fábulas con animales; en pocas palabras, con la literatura infantil. Algunos eruditos han considerado la literatura para niños como un género menor, una especie de segunda división de las letras. Esta etiqueta es un error clásico entre los adultos que se han olvidado de la energía pura del mundo infantil.