Las prácticas de cuidado son acciones cotidianas a través de las cuales se proporciona bienestar físico o emocional a los niños y niñas en relación con sus necesidades básicas, mediadas con una intencionalidad pedagógica. Cuando el adulto significativo acompaña al niño y a la niña de manera sensible e intencionada, provoca  interacciones positivas que potencian su desarrollo. Durante los momentos de las prácticas de cuidado es necesario conectar la práctica con algo significativo para los niños y las niñas, para que se carguen de sentido y puedan apreciarlas.

Actualmente los momentos para trabajar las prácticas de cuidado van orientadas hacia las prácticas de higiene, la sana alimentación y el descanso como un derecho.

El trabajo de la enfermera profesional como formadora no se desarrolla en un vacío atemporal sino que ocurre en unas instituciones denominadas centros de salud.

Tampoco la enseñanza práctica de enfermeras es una fantasía o entelequia sino que más bien se da en un tiempo, una circunstancia social y cultural determinada, y se dirige a unas personas concretas.

Todo este proceso social tiene lugar entre la institución universitaria y la sanitaria y se articula en el Curriculum de formación inicial que es el contexto donde se materializan y adquieren sentido y significado las prácticas de formación.

Es por ello que para comprender y fundamentar las diversas opciones en el campo de la formación práctica es necesario hacer referencia al contexto del que forman parte: El Curriculum universitario de Enfermería.

La formación de enfermeras es una práctica compleja y multifuncional que desempeña distintas funciones con relación al sistema social y sanitario. Dada la complejidad de la formación universitaria en general y de enfermeras en particular y de los procesos que en ella se generan carece de sentido tratar de dar cuenta de ellos desde una sola perspectiva o recurriendo a explicaciones causales unilaterales.

Ciertamente ningún planteamiento de los dos que a continuación se ofrecen es lo suficientemente amplio y potente para explicar en toda su extensión y complejidad la realidad educativa. Sin embargo, ello no significa que debamos aceptar acríticamente cualquier propuesta. Existen intentos marcos conceptuales para fundamentar la formación práctica en enfermería más actuales que otros considerados como obsoletos.

Toda práctica social institucionalizada como es la enseñanza práctica de la enfermería parte de unas plataformas conceptuales, perspectivas ideológicas o estructuras de racionalidad sobre el cuidado y su enseñanza que la orientan y dan sentido. Esta diversidad conceptual puede articularse en dos perspectivas: la racionalidad técnica y la racionalidad práctica.

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